Nadie puede

...yo sí, aveces, gracias.

lunes, octubre 01, 2007

La Ramera.

A la Hora del carrete cristiano entré a la sinagoga de mi colegio a buscar la lección nº16 del Apocalipsis "La Ramera”.

Al salir me pegué en el rostro de Diana que estaba frente a todos. Ella era el claro fenotipo de todo lo que no quería su iglesia para sus fieles: vulgar, carretera, morbosa y calentona, por consiguiente en el pulpito no iba a predicar.

Lo recordé con el libro de Vallejo y haciendo relación con Los Borgia de Mario Puzo. Pues esa era la horca en el tribunal de la Inquisición para Diana por confesar que había fornicado.

La dinámica era a prueba de weones tan deficientes como los que participaban. Cada ente activo debía levantar la mano si deseaba que Diana fuese borrada de los libros de iglesia y así pasar de hija a criatura de Dios.

Diana no tenía expresión, con catorce años padecía lo que le correspondía a un Hittler, Mamo o Pinocho, todo por una efímera fiebre uterina.

Vi las alas de todas esas blancas palomas alzadas con alevosía. De la madre de una de mis yuntas que azotaba la nuca de su esposo hace ocho años. El codo en la sien del marido de la única secretaría que se maquilla sólo un ojo lila, etc. Pero de todas sobresalía la del Licenciado Correa, un ser tan magnifico que el altísimo lo premio siendo padre y abuelo de la misma cría.
Así tantos otros, una imagen ganadora del World Press Photo categoría cara de raja.

Tras el unánime apedreamiento, le hicieron el favor de expulsarla, ya no seria parte del selecto grupo, era la mosca en esa mala leche.

Llegué a casa pensando más weas que los socios de ese club. Me senté en el baño y pensé limpiarme con la guía por la que fui, pero no merecía esa ofensa, mi poto obvio.

Se fue por el water a pesar de las arcadas que este hizo.